Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
“Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio” Unamuno, M.
Esto de estar teletrabajando en casa tiene algunos inconvenientes, pero también ventajas. Por no extenderme demasiado, mencionaré dos: la de evitar coger el coche o el transporte público para ir al despacho y, fundamentalmente, la de no aguantar al pedante de turno en la oficina.
Dirás que me conforma con poco, pero es que este tipo de personas me superan. Aunque admiro, eso sí, su habilidad para mezclar en una misma frase términos raros, hípsters, posmodernos o imposibles.
Lo suyo es hacer alarde de tal capacidad; lo de los demás, aburrirse con su pesadez. Por ello, te propongo unas pistas para identificarlos y evitarlos.
Mejor todavía, piensa en una persona de tu entorno y, valorando del 1 (poco) al 10 (mucho), comprueba en qué medida reúne alguna de las siguientes características:
- Necesita mostrar que él es el que más sabe de lo que se está hablando, aunque no siempre sepa de lo que habla. Lo suyo es quedar por encima de los demás.
- Cuando explica no pretende enseñar. Lo suyo es la autocomplacencia pesada y el narcisismo pueril del sabelotodo.
- Intenta destacar ignorando o humillando a los demás. El tema es lo de menos y lo que los demás saben de él, también.
- Habla para para presumir de lo que sabe, o cree saber. Ni el tema ni los demás tienen importancia para él. Lo suyo es pavonearse.
- Acapara el discurso hablando de temas que la mayoría de las veces poco importa a los demás. No obstante, si alguno interviene, no duda en interrumpirle.
- Procura juntarse a personas que no son pedantes. Necesita que este rol esté sin cubrir en el grupo. Dos pedantes tienen difícil cabida en el mismo grupo y, por ello, compiten hasta que uno de ellos vence. El otro, busca otro grupo en el que ser el pesado.
- Es un tipo de “cuñado”, pero un poco más leído. No obstante, están parejos en vanidad y narcisismo. Aunque él piensa que lo del cuñado no es aplicable a su caso.
- Su vocabulario es rico en terminologías de distinto pelaje en las que abundan anglicismos, posmodernismos y palabrería varia de lugares comunes. Eso sí, altisonante.
- Su actuar está lleno de aspavientos, exageraciones y valoraciones extremas. Lo suyo es parecer más experto de lo que es. A veces, leyéndose la contraportada de un libro habla de él como un gran experto.
- No son muy amigos del humor sencillo, que no grosero. Su humor preferido es el sofisticado, inglés dicen a veces.
Si a la persona elegida la has valorado por debajo de los 30 puntos, se puede estar bien con ella; entre 31 y 50, te puedes ahorrar algunos momentos de su compañía; del 51 al 75, prepárate y huye; del 76 al 100 evítala siempre que puedas.