Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
“Frecuentemente, cuando una cosa no ha dado el resultado esperado prescribimos una cantidad cada vez mayor de aquello que no ha funcionado”.
P. Watzlawick. Psicólogo austriaco
Saben de aquel que dice que estaba Barney borracho a las tres de la madrugada dando vueltas alrededor de una farola y pasa por allí el Jefe Wiggum y le dice:
– Oye, ¿qué haces tú ahí?
A lo que Barney contesta:
– Bussscandoo las llaves de mi casa que las he perrrdido.
Entre autoritario y solícito el Jefe se pone también a dar vueltas alrededor de la farola en busca de las llaves. Después de un buen rato dando vueltas el Jefe le vuelve a preguntar:
– Pero ¿Está seguro de que se te han perdido aquí?
A lo que Barney contesta:
– ¡No!, no estoy seguro, pero es que aquí se está más cómodo y hay más luz.
El jefe, sin reflexionar responde:
– Bueno, sigamos dando vueltas. Espero que no nos apaguen la farola.
La única luz de la escena es la de la farola. Barney y el Jefe se sienten cómodos dentro de sus límites que actúan a modo de una confortable jaula virtual, pero dentro de la cual no están las llaves.
Ir más allá de la luz les habría supuesto a ambos personajes dejar su comodidad etílica al uno y su ignorancia incompetente al otro. Escasamente se plantean qué están haciendo, sino que desempeñan su rol cotidiano dentro de un límite en el que no está la solución.
Lamentan que la luz no llegue más allá, pero no hacen nada por que ésta sea más amplia, ni siquiera se plantean salir de sus límites. Sus mentes les convencen de que no serán capaces de ir más allá, de modo que se quedan en el mismo punto: ¡dando vueltas a la farola! lamentándose
¿Te recuerda alguna situación? Es más fácil sentirse mal, compadecerse, echar la culpa a otros que salir de la cómoda luz de la farola a correr riesgos y responsabilizarse de sus resultados. Es más fácil quedarse en la seguridad de lo conocido que aventurarse fuera de ella y ser el centro de tus propias decisiones: allí te arriesgas a ser criticado y juzgado.
El futuro requiere la valentía, o temeridad, de ver las cosas que antes no veías, de ver las que veías con un enfoque diferente, de arriesgarte a equivocarte a la hora de abordarlas y, finalmente, de asumir las responsabilidades de sus consecuencias.
Ya sabes, cundo una situación no te gusta hay dos posible soluciones: o cambias la situación o te cambias de situación. La tercera vía es que la situación te cambie, pero esto tal vez no te guste.
Suena duro pero, ¿no se acerca bastante a la realidad?
Estoy totalmente de acuerdo con las conclusiones del artículo.
Nos movemos por aquellos caminos ya conocidos y seguros, y ante algún riesgo nos asustamos y bajamos la cabeza para seguir adelante.
El genio es genio porque no se arruga ante las adversidades, no se detiene ante los fracasos, ahí reside la clave del éxito o la diferencia ante el fracaso.
Es muy fácil criticar desde tu sillón a alguna persona que se ha arriesgado y le ha salido mal, pues esa persona merece nuestro aplauso más sincero por arriesgarse. Si no nos arriesgamos difícilmente conseguiremos el éxito.