Por: Francesc Monteverde – Consultor Sénior en desarrollo organizativo TDSystem
“No hay viento favorable para quien no sabe dónde va”
Es imprescindible trabajar teniendo como referente los objetivos y planes para lograrlos. Sin ellos sería impensable poder alcanzar unos mínimos de eficacia. No obstante, y como consecuencia de ello, pueden aparecer:
- Los sentimientos de falta de tiempo o de mal empleo de éste si los objetivos se encuentran fijados a corto plazo.
- El riesgo de caer en frustraciones y ansiedades derivadas de los sentimientos de falta de tiempo.
Las formas más eficientes de tratar este problema es orientarnos hacia la identificación de nuestros objetivos y de los planes de trabajo necesario para lograrlos.
La idea básica para “navegar en la buena dirección” consistirá en:
- Identificar hacia a donde vamos (METAS). Estas metas son los resultados que esperamos conseguir a medio y largo plazo. Nos han de servir de guía y referente a la hora de marcarnos objetivos a conseguir en el corto plazo.
- Definir qué queremos conseguir (OBJETIVOS). Estos son los resultados que necesitamos conseguir a corto plazo. Hemos de tener en cuenta que los objetivos necesarios para alcanzar una meta ha de ser complementario y coordinables entre ellos.
- Identificar y definir las funciones (RESPONSABILIDADES) que nos ayuden a lograr nuestros objetivos. Estas funciones son los roles que hemos de desempeñar para conseguir los objetivos y comportan un conjunto de acciones organizadas.
- Planificar las actividades asociadas al desempeño de nuestras funciones (PLAN DE ACCIÓN). Este plan implica la elaboración de un calendario/agenda de trabajo.
- Ejecutar lo planificado (IMPLEMENTACIÓN). Comporta el diseño de indicadores que permitan control y seguimiento de su ejecución.
Todo lo que nos aparte o aleje de nuestros objetivos o bien nos distraiga de nuestras funciones, será, como mucho, una forma amable de gastar el tiempo.
Sin visión no hay provisión de futuro. Si no tienes claras tus metas tampoco vas a invertir tiempo o dinero en tratar de llegar a ellas.
Tener una visión y fijar metas y objetivos para alcanzarla se puede comparar con la elección de un destino para las vacaciones y la planificación necesaria para llegar allí. El problema es que con demasiada frecuencia pasamos más tiempo planificando nuestras vacaciones de lo que dedicamos a la planificación las metas de futuro que queremos conseguir en nuestra vida.
Al igual que en las vacaciones, la elección del destino (META) es más importante que la planificación del viaje en sí. Es relevante adquirir una visión clara de las metas que queremos conseguir en nuestro futuro personal y profesional.
Lo que a veces ignoramos en el día a día es que nuestro principal activo es el tiempo. Mientras nos esforzamos en nuestras actividades diarias, el tiempo pasa inexorablemente.
“si no sabes a donde ir, tanto da lo que corras”