Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
Si dudas de ti misma, estás vencida de antemano. H. Ibsen
Quizás sea el mejor de los tiempos aunque no estoy muy segura de ello. Tal vez sea la peor de las épocas pero eso también depende. En ocasiones pienso que son los momentos de mayor sabiduría, pero si miro alrededor, me entran dudas.
A lo mejor vivo en la época de los dogmas incrédulos, de las luces en tinieblas, de las primaveras de flores de papel y de los inviernos de nieve artificial. Es que todo es tan relativo; es que todo…….En definitiva, todo depende.
-No es posible –se decía Dubi-, diez años esperando este momento y ahora no sé lo que hacer. ¡Es que mira que tengo mala suerte!
-¿Decías algo Dubi? –se atreve a preguntar su compañera.
-No, no. Simplemente pensaba en alto.
Acaso la ocasión se las traiga, sigue pensando Dubi. Llevaba mucho tiempo esperando que sucediera lo que ahora estaba a punto de ocurrir. Pero, ¿tenía que ser en este momento?
-¡Es absurdo y ridículo! -balbuceaba, encogiéndose de hombros y con una sonrisa amarga-. Es que las cosas parece que se rigen por la ley de la inoportunidad.
Y, dirigiéndose a su compañera, volvió a repetir:
-Diez años esperando esto y ahora he de elegir. Las dos cosas me gustan, las deseo. ¡Pero que sucedan a la vez! Es que soy muy desafortunada.
-Bueno, vamos a ver. ¿De qué se trata? -acierta a preguntar su compañera.
La situación no es fácil sigue pensando Dubi. Creía que si acepta el ascenso que le habían ofrecido, y que llevaba tanto tiempo deseando, debería renunciar a que le concedieran el traslado a la ciudad en la que se había criado y en la que le agradaría volver a vivir.
-Imagínate una situación como la mía. ¡Qué papelón! –exclama.
-Cuenta, cuéntame –dice su compañera.
-Te cuento: me han ofrecido un ascenso. Sí, ese que llevo tantos años persiguiendo, pero he de dar una respuesta de aceptación antes del fin de semana. Hay varias candidatas al puesto.
-Y bien, ¿dónde está el problema? –se atreve a preguntar su compañera.
-No, es que también, y a la vez, me han ofrecido el traslado a mi ciudad natal. Ya sabes la añoranza que tengo, y la ilusión que me hace…
-Sí; ya veo… . Pero has de elegir entre la una o la otra. No lo olvides. También has de decidirlo antes del fin de semana.
-¡Jod……!… ¡Vaya una situación de m……….!
Suena el teléfono y Dubi está sumergida en esta vorágine de dudas, inmóvil deseando tanto ascender como trasladarse.
-¡Claro! -murmuraba- ¡Esta vida es injusta! ¡Las cosas deberían suceder una detrás de otra para que podamos elegir! Pero, ¿es que tengo yo la culpa de no poder soportar ahora un día de duda? No sé, no lo tengo claro.