Premiolandia ¿el país del jefe generoso?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

dinero2Todo necio confunde valor con precio. A. Machado.

-¡Dinero, sólo dinero quiere la gente! Compromiso, sinergia y demás paparruchas, son puros camuflajes de ese poderoso caballero que es don dinero.

-Sí que vas fuerte a estas horas–me dice mi compañera de despacho.

-Y tanto. Antes sólo lo pensaba, pero ahora lo he elevado a la categoría de conclusión.

Así he empezado la mañana. Era pronto cuando he llegado, he de decir que acostumbro a hacerlo. Me siento en una de las sillas del despacho y veo cómo llegan los demás. Su vestimenta a la entrada es heterogénea en gustos y colores, pero pronto se reduce al azul del taller y al variopinto del personal de los despachos.

-Te veo irritado esta mañana ¿tan complicado tienes el día?

Le habría contestado que sí, pero preferí decirle que llevaba días martilleándome la cabeza la sensación de que si vas de generoso, o te andas con cuidado, o al final se vuelve en contra tuya.

-¿En contra tuya? –replica.

-Sí, así es. Con el tiempo empiezas a querer lucirte y se te va la mano con la generosidad.

-¿Me lo explicas?

-Ya sabes, eso del reconocimiento y la compensación de los esfuerzos.

-¿Es lo que te está trayendo problemas?

Me gustaría decirle que cuando me nombraron jefe lo primero que hice fue negociar amplios recursos para mi equipo. Esto me daba capacidad para premiar y compensar cualquiera de los esfuerzos realizados por alguno de mis colaboradores.

-Al principio dio sus resultados –le dije-. Ya sabes, a “bolsillo abierto boca cerrada”, pero últimamente sólo son problemas los que me trae.

-¿Y eso? –me pregunta

-Al buen ambiente inicial, lleno de sonrisas y carcajada, le ha seguido un entorno más mercantilista. Ya no hay ni risas ni sonrisas. Si deseas que alguien haga algo, no ya especial, si no habitual, has de ofrecer una recompensa. Vamos, ¡qué hasta tendré que premiar a los que me respondan a los buenos días!

-Tal como lo presentas creo que has entrado en una espiral complicada –me dice-.

Veo por la expresión de mi compañera que he debido confundir generosidad con reconocimiento y premio con liderazgo. Pero, claro, era tan fácil premiar a cualquiera por cualquier cosa que se me fue la mano. Ahora para que se muevan hay que poner el premio por delante.

-¿Te has planteado que a las personas las mueve el dinero, pero lo que realmente las empuja es el logro y su reconocimiento? –me dice.

-Hombre, premiar siempre está bien –respondo.

-¡Qué los premios deben ser escasos para ser premios! –continúa-. Y siempre han de ir asociados a comportamientos excepcionales?

Me apabulla. Tal vez he confundido  premiar con lidera. O tal vez mi compañera sólo sea una criticona y nada le parece bien. ¡Me gustaría verla en mi puesto!

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