Por:Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
Tan a destiempo es llegar demasiado pronto como retrasarse. W. Shakespeare
Alfredo Sánchez, o Sánchez como le llamábamos, era el perfecto empleado. Lo decían todos los que le conocían desde sus primeros días en la empresa. Era atento y obedecía sin rechistar aun cuando las órdenes fuesen incoherentes; él sonreía y lo ejecutaba sin demora.
Hoy era su cuadragésimo aniversario y la Dirección, en un arrebato de premiar la lealtad, nos había pedido que, en la reunión mensual, le rindiéramos un pequeño homenaje. Nada especial: halagos, palmaditas en la espalda, alguna que otra sonrisa y todo eso.
Sabíamos que la Dirección era escueta en reconocimientos, pero quería premiar tal dedicación sin que ello generara falsas expectativas en el homenajeado ni creara precedente para los demás. Ya sabes, lo típico cuando a uno le quieren decir sin decir que tiene más pasado que futuro en la organización.
Cuando Sánchez entro en la sala, lo primero que dijo fue:
-Hoy cumplo cuarenta años en la empresa, empecé muy joven y durante todo este tiempo he hecho de todo. Ahora estoy en lo más alto gracias a mi determinación.
Aplausos de compromiso, risitas hipócritas y algún comentario zalamero.
-Pero tengo que deciros que todavía me queda mucha cuerda aquí -prosiguió-. Tengo el encargo de llevar a término un proyecto vital para la estrategia de esta empresa. Ya me conocéis, estoy dispuesto a dar mucha guerra.
Antes de continuar, cabe decir que el público que ocupaba la sala ni era de la edad de Sánchez ni, por su puesto, tenía el mismo talante. El grupo era heterogéneo en su composición: un par de frikis con vestimenta que, siendo generoso, podríamos calificarla de ecléctica, tres endomingados con corbatas de colores imposibles y brillantes y otros tantos modernillos con vestimenta aparentemente informal, pero cara. Sánchez destacaba por du vetustez.
– El desarrollo de este nuevo proyecto te dejará más tiempo, ¿no? -le pregunta a Sánchez uno de los endomingados.
– No te creas, -responde Sánchez-, mi implicación en el proyecto de “integración de sistemas y planificación de recursos externos para apoyar a la estrategia organizativa” será total. Partimos de cero y los resultados son vitales para la organización.
– Parece todo un reto -dijo uno de los modernillos mientras comentaba en voz baja con su compañero que, en definitiva, el proyecto era de los que se limitaban a estar “paloquehagafalta” y “nomolestesmucho”.
La reunión continuó con los temas programados. Sánchez participaba animadamente y me dio la impresión de que había entrado en ese tiempo sin opciones que se parece demasiado al tiempo vegetativo.
Me gustaría decirle a Sánchez que hay un punto en el que más es menos si se ha alcanzado la cúspide. Es el momento de apearse a tiempo. Si no lo haces, caes en el tiempo a destiempo. Pero no me atrevo. Se le ve muy ilusionado con este proyecto que lo único que comparte con el futuro es su indefinición e incertidumbre. Cronos o Kairós, esa es la cuestión.