¿Jefe espectacular o tentacular?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

tentaculoHay quién confunde la complejidad con la confusión. Y se beneficia de ella.

–       Así que… ¿quieres saber qué tal es el jefe que tengo? Te lo puedo decir; llevo muchos años con él. Me gustaría decirte que tengo un jefe espectacular, pero es más adecuado calificarlo de tentacular.

– ¿Tentacular? ¿Por qué?

-Le llamamos así porque tiene tentáculos en toda la organización. Suele decir, y no le falta razón, que la información permite saber quién controla y fija las reglas. En definitiva, quién tiene poder en la organización.

– Tener un jefe así es una suerte ¿no crees?

– Exactamente suerte, no sería la palabra que yo emplearía. También he de decirte que mala gente, lo que se dice mala gente, no es. Tiene sus detalles, pero le pierde esa obsesión por saber de todo y de todos. Aunque sería más exacto decir de todos.

Podría decirle que informar no es una de sus características, aunque sí la de observar. Pero renuncio a ello. Tal vez no sabría explicarlo.

Tampoco me atrevo a decirle que le llamamos “cefalópodo”, y no tanto por desplegar sus tentáculos por toda la empresa, como por la tinta que lanza sobre todo lo que toca y rodea, todo ello le hacen merecedor del título del rey de la confusión; es una especie de jefe cotilla.

– ¿Tu departamento tendrá mucho poder en la organización? -me pregunta.

Me gustaría decirle que el poder del que dispone es bien diferente al que ostentan los expertos. Vamos, que carecede ese poder que proviene del saber hacer las cosas.

El poder de mi jefe se deriva del dominio de los entresijos de la organización, de saber quién es quién y de cómo moverse para sacarle partido a un currículo mejorable. Es un poder bien particular y de beneficios muy individuales. No obstante, le digo:

– En algunas cosas así es, pero, en lo clave, no más que los demás.

No quiero entrar en detalles, ni comentar que su información es tan transitoria que le obliga a estar en constante movimiento. Su pasilleo para estar presente en todos los mentideros de la empresa le han hecho famoso.

– ¿Y de qué os informa, entonces?

– Yo más que informar diría que nos confunde. Su reinado siempre se sitúa entre dos aguas.

– ¿Dos aguas?

– No puedes acusarle de haber dicho exactamente algo, ni de haber apostado concretamente por una opción. Lo suyo son las medianías y vaguedades.

Me gustaría concluir que con su ubicuidad tentacular compensa su inconsistencia profesional y la transitoriedad de su información le hacen diestro en la puñalada trapera. Pero me lo callo. No vaya a ser que sea yo la próxima víctima de uno de sus tentáculos.

 

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