El selfie: ser, estar y parecer ¿Cuál es lo tuyo?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

selfie“Elijo a los amigos por su apostura, a los conocidos por su reputación y a los enemigos por su inteligencia”. Oscar Wilde.

Todo empezó aquel día que me vi frente al espejo haciéndome un selfie. Pero si he de ser sincero creo que no fue ese día. Hacía tiempo que el motivo principal de mis fotos era yo mismo: yo subiendo al avión, yo bajando del avión, yo en la playa, yo en el trabajo.

Pero ese día, precisamente, aprovechando el flash de la foto, el genio se me apareció y me ofreció tres deseos. Debía elegir uno de entre ser, estar y parecer.

Inicialmente no entendí nada. A veces los confundo y en vez de ser de una manera en un lugar determinado, me limito a estar allí; pero claro, estar en un sitio sin parecer, y muy feliz, no tiene ningún encanto. Vamos, que me lio.

Pero esta vez el genio me lo ha deja muy claro: Has de elegir sólo uno de los tres. Apáñate -me dice.

Yo, sinceramente, el tema de los genios no lo domino. Sé aquello de frotar la lámpara y todo eso; pero así, tan moderno, con el flash, es la primera vez que me pasa. Y frotar el móvil no queda demasiado bien, aunque puedo simular que estoy limpiando la pantalla.

No sé por qué, pero elijo parecer; el ser creo que es muy complicado y el estar un poco cansado. En cambio, el parecer te permite hacer posturitas, repetir la foto cual jovencito narcisista, poner carotas y hacer pucheritos con los labios. Yo lo de mostrar tabletitas no lo veo en mí; no me he depilado y creo que más que tabletitas aparecerían esos michelines traicioneros y malintencionados propios de la edad.

He de decir que hasta que no he comenzado con esta aficioncita, nadie se fijaba en mí. Ahora debo reconocer que tengo una buena egoteca en Facebook, Twitter e Instragram. Me han dicho, pero de esto no estoy seguro, que un día llegué a ser trending topit. No sé lo que significa, pero suena bien y a famosillo.

Lo he comentado con varios compañeros y me dicen que ellos no, que no les gusta nada esto de que todo el mundo vea tus fotos. He de decir de ellos que son buenos compañeros, pero un poco sosos y anticuados. De hecho, uno va de vacaciones todo un mes a un lugar lejano y exótico y me dice que sólo ha tirado treinta fotos y, para colmo, la mayoría de monumentos. Un soso, lo reitero.

Pero yo no. A mí me gusta que se tenga constancia de mis logros, incluso de los personales; que todos sepan que soy un personaje divertido y que mi autoestima está de merecer.

Me gustaría haberme quedado con los tres deseos, pero los genios ya sabes como son. No se separan ni un ápice de su papel: tres deseos, pero sólo te has de quedar con uno. Como que uno no tuviese decisiones complicadas que tomar.

Pero estoy contento, a mí un selfie me eleva la autoestima; pero, sobre todo, me permite mostrarme como lo guapo, divertido y feliz. Nada, sin preocuparme del ser y tampoco del estar. Maravillas de la tecnología y, tal vez, un poquito tontería.

 

 

 

 

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