Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
Algunos creen que inventan el baile al que sólo han sido invitados. Anónimo
Son las ocho de la mañana y veo a mi jefe absorto leyendo los dos posters que han colgado en la cafetería. En el primero puedes leer: “La organización te necesita en estos momentos de crisis, retos y desafíos”. En el segundo: “No hagas lo que los demás hacen. Haz lo que los demás quisieran hacer y no se atreven. Se valiente”.
-¿Qué haces? -le pregunto al ver su cara iluminada.
-Mira que buenos son estos mensajes -me dice-. Solo leerlos y te impulsa a “darlo todo por la empresa”.
-Si que te ha dado fuerte -observo.
Antes de continuar he de confesar que su cara habitual tenía esa mezcla de ingenuidad y torpeza que da el llevar toda la vida contando ingresos y evitando gastos. Hasta ayer mismo, y por eso mi sorpresa, su frase favorita era “lo que no son cuentas son cuentos”. Vamos, sin concesiones a la narrativa épica y florida de los posters.
-No pienses que, de repente, se me ha revelado una misión que yo sólo puede cumplir como “timonel de las finanzas” de la empresa -me dice.
-Nunca se me habría ocurrido -comento no sin cierto retintín.
-Quiero dejarte claro que no soy un abducido. Aunque he de confesarte que en algunos momentos he fantaseado con ello. Como ves, también tengo mis fantasías.
– Si, sí. Ya veo. Pero permíteme decirte, y sin ánimo de molestar, que yo a ti te veía más de estar en posiciones asentadas. Algo tranquilito y sin mucha aventura.
-Pues, te equivocas. Yo aquí, en primera línea. Mi compromiso con la organización es total. Siempre que me necesiten estaré ahí. Hasta el final si hace falta.
Nunca sospeché que un par de frasecitas bien encontradas hicieran que mi jefe, hombre discreto y provinciano, “se nos viniera arriba”. Para mí, y puedo estar muy equivocado, él ha sido siempre de esos de “ocho a tres” y mañana será otro día. Todo sea dicho con el máximo respeto.
-Ya, ya. No te digo que no, pero de ahí a ir de kamikaze salvador va un gran trecho -añado.
Debo reconocer que el jefe siempre me había recordado a esas personas que quedan bien abordando temas pequeños, pero a los que los temas grandes se les escapan y acaban metiéndose y metiéndonos en un buen berenjenal cuando salen de su provincia contable.
-Hombre, tampoco es eso -me responde un poco airado-. Yo, aunque no te lo creas, soy valiente, le pongo coraje a lo que hago y no retrocedo. Si se me necesita, no puedo defraudar.
Me gustaría contestarle que de “energía”, bien. Aunque le recomendaría que no confunda valentía con tontería y coraje con estupidez. Pero ahí está: ¡”P´a lo que haga falta”!. ¿Alguien da más?