Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
Solo las personas ineptas son capaces de rendir al máximo de sus capacidades
Me imagino que conocerás a algún tonto. De hecho, algunas veces, nosotros también lo somos. Pero aquí me refiero a ese tonto que no sabe que es tonto y se cree muy listo. Vamos, que padece esa especie de “listitud” que le hace irritante, ridículo y patético. Lo suyo es “dar la nota” para que todo el mundo se entere de su inteligencia superior.
¿Tienes en mente a alguno? ¡Ah! que no sabes cómo identificarlo. Para ello te propongo que te hagas algunas preguntas para reconocerlo. No te olvides de valorar tus respuestas en una escala del 1 (muy poco) al 10 (mucho).
Allá vamos:
- Se jactan de su currículo sin darse cuenta de que hacen buena la cita de “lo que la Naturaleza no da, Salamanca no presta”. Cruel, pero verídico.
- Se burlan de la falta de cultura, educación o estilo de los demás. Un pequeño error, real o supuesto, de esas personas es objeto de sorna. El también los comete; pero, en su caso, son “lapsus linguae”. Así de cultos se creen.
- Presumen de tener grandes conocimientos referenciando a los clásicos, pero también a autores de última hora. No pueden evitar presumir de ello. ¡Ah! Y probablemente solo hayan ojeado la tapa del libro que citan.
- Corrigen en público a los demás cuando hablan. Lo suyo es evidenciar errores e imprecisiones de los demás. Su única pretensión es brillar hundiendo a los demás.
- Siempre tienen un comentario para todo sin necesidad de fundamentarlo. ¡Por cierto! comentarán alguna “batalla” personal que les sitúa por encima de los demás.
- Confunden éxito con inteligencia y se jactan de ello sin importarles demasiado cómo lo han conseguido. La pillería y la deslealtad, son sus aliados principales.
- Radicalizan sus opiniones y acciones. Como creen que siempre tienen razón no se molestan en argumentarla. Debatir con ellos, imposible. Discutir, seguro.
- Necesitan imperiosamente venderte sus logros. Consideran que si no te lo cuentan y presumen de ello, es como que no lo hubiesen hecho o logrado.
- Necesitan oponerse a los demás sin que exista razón para ello. Lo que desean es destacar y no ser considerados parte del “rebaño”.
- Se empeñan en quedar bien ante “los de arriba”. Su modo de progresar, a pesar de la superinteligencia que creen que tienen, la basan en aspectos bastantes alejados de ella: hacer la pelota al jefe y la puñeta a sus compañeros forman parte de su hacer.
Si la valoración final obtenida está por debajo del 30 creo que le podemos eximir esta categoría. Entre el 31 y al 50 se está aproximando peligrosamente. Del 51 al 70 ya pertenece plenamente a esa categoría y, si supera el 70, se lleva el premio y te recomiendo que te alejes de él.