Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
La envidia es el arte de contar los logros del otro en lugar de los propios. Coffin, H.
¿Alguna vez has sentido un poco de envidia? Venga, confiésalo, alguna vez. Pero seguro que era de la sana. Sí, de ese tipo que hace que deseemos tener lo mismo que el otro.
Bueno, ¿y eso es malo? No me atrevería a afirmarlo. Probablemente eso no sea envidia sino ambición. Y ésta no es mala si no perjudica a los demás.
Pero aquí quería hablar de esa envidia que, en privado, llamamos cochina. Si cuando más que querer tener algo, deseamos que el otro no lo tenga.
Me imagino que tú no eres envidioso, sino algo ambicioso. Perfecto, pero seguro que estás en el punto de mira de algún envidioso que se camufla como un falso amigo. ¿Te gustaría detectarlo?
Te propongo lo siguiente: Elige a una persona de tu entorno y analízala puntuando del 1 (poco) al 10 (mucho) en cada una de los indicadores que abajo te doy.
- ¿Se compara continuamente con los demás?
Lo hace con lo que otras personas tienen o cree que tienen y, si la diferencia es en su contra, se siente mal consigo misma.
- ¿Desea que los demás fracasen?
No soporta que otros tengan lo que ella desea tener o que les vaya bien en cualquier ámbito de su vida. Lo vive como un agravio.
- ¿Cuestiona en público a los demás?
Cualquier momento es bueno para cuestionar a alguien sin que exista una razón de peso para hacerlo.
- ¿Se burla de otras personas?
Juzga negativamente a otros sin ninguna base crítica a la vez que descalifica todo aquello que tienen o puedan conseguir.
- ¿Halaga sin que exista motivo para ello?
Halaga a los demás para que actúen en favor suyo. Si no tiene algún interés, sus halagos paran radicalmente.
- ¿Se atribuye méritos sin merecerlo?
Lo hace en algo que no ha hecho o simplemente ha participado. A veces no niega la participación de otros, pero se atribuye la iniciativa.
- ¿Critica a los demás a sus espaldas?
Sus ilusiones, ideas y logros son su principal objetivo. Todo ello lo pintará carente de mérito u originalidad.
- ¿Está frustrada?
Atribuye el éxito de los demás a la casualidad o a sus malas artes. Difícilmente se pregunta qué ha de hacer él para conseguirlo.
- ¿Tiene baja autoestima?
Valora a los demás por lo que tienen y no por lo que son. Si cree que tiene menos que alguien, se siente inferior y anhelan tenerlo o que el otro no tenga.
- ¿Desaparece cuando se la necesita?
Pasa directamente del halago cuando lo necesita a la desaparición cuando se la necesita. En los momentos clave no está.
Si la persona que has valorado está por encima del 50, estás delante de un envidiosete. Por encima del 70, vigila, cuando lo necesites no estará ahí para echarte una mano.