¿Sabes jugar al póker en el trabajo?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

En toda partida siempre hay un tonto al que desplumar. Si estás en una y no descubres quién es, márchate. Adagio.

Acabo de llegar y ya me están llamando. No es que sea imprescindible, pero algunas veces lo parece.

-Sí, ¿dime?

-Estamos reunidos para abordar el nuevo proyecto. Por favor, sube.

No es el jefe, pero está próximo a él. De ahí le viene lo de “el adjuntísimo». Además, es de aquellos que más vale tenerlo como amigo que como enemigo.

-Ahora voy. Un minuto, envío un email, y ahí estoy.

En la sala hay unas varias personas de diferentes departamentos, aunque no de todos.

-Aquí estoy. Como no me habíais avisado, estaba en mis cosas.

El adjuntísimo, representante del departamento titular del proyecto, explica en qué consiste y los beneficios que reportará. Además, apunta: aquí, la sinergia se busca y la colaboración se valora.

-¿Alguna duda? -pregunta.

Todos negamos con la cabeza. Me imagino que esperando a conocer cómo se repartirá tan suculento pastel. Y ahí, grosso modo, detalla la participación de cada departamento en los beneficios.

Si hasta ese momento me sentía un outsider en la reunión, la sensación no mejora cuando expone la repartición del botín. Sí, mucha transversalidad, mucha sinergia, mucha colaboración, y mucho ser clave, pero no acierto a ver qué beneficios obtendrá mi departamento del proyecto, ni tampoco qué importancia tendré yo más allá ser un ejecutante intensivo. Por ello, pregunto:

-Bien, ¿y cuál es el cronograma del proyecto?

Aquí, el próximo al jefe pone en marcha el proyector y, a todo color, dice:

-Como podéis ver, todas las acciones están planificadas y temporizadas. Comprobaréis por su color en el cronograma qué actividades corresponde ejecutar a cada departamento.

Miro en el cronograma cuál es el color de mi departamento y compruebo que es el que más actividades tiene asignadas. De hecho, está sobrecargado al inicio y en el desarrollo del proyecto, para apenas lo está en la fase final. Siento que, como departamento, tendremos un gran peso en el proyecto y, en consecuencia, yo jugaré un gran papel. No obstante, nuestro color desaparece en la fase final. Por ello, digo:

-Agradezco la consideración y la confianza. Pero, estamos sobrerrepresentados en las fases de la acción y subrepresentados en la fase de los honores al entregar el proyecto. Además, en la repartición de los beneficios, apenas figuramos. ¿Qué ganamos con nuestra participación?

-Mucho, mucho. Haz un enfoque global y no te centres en lo crematístico. Como puedes observar, sois los que más visibilidad tendréis al ejecutar la mayoría de las actividades, generaréis muchas sinergias entre todos los departamentos y acabareis siendo un referente dentro de la organización. Vamos, lo mejor.

-Sí, sí. Claro. Visto así -respondo, y a la vez me pregunto: <<entonces, si yo también gano, ¿quién es el “primo” en este proyecto?>>

¿Te has hecho alguna vez esta pregunta? Y, en ese caso, ¿te has levantado de la mesa?

 

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