Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
«Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo». Albert Einstein. Científico
¿Están tus colaboradores preparados para producir resultados diferentes?, ¿o necesitas prepararlos?. Si tuvieras claro que has de prepararlos ¿la formación es la solución?
Con los tiempos que corren es un reto para los responsables de RR.HH. convencer a sus colegas en la organización de que la solución pasa por tener equipos más competentes, pero que esto, siendo una inversión, tiene un coste inicial.
Si hablamos de ellos con nuestro colegas hemos tener en cuenta que, hablar con los gerentes es hablar de resultados, hablar con los financieros es hablar de dinero y hablar con los técnicos es hablar de utilidades. Además, los resultados que les proponemos se sitúan en un futuro ¿incierto? y el desembolso del dinero que les pedimos se sitúa en un presente cierto.
Veamos cómo abordar semejante tarea sin morir en el intento. Para empezar, creo que es conveniente utilizar un lenguaje común. Os invito a seleccionar aquellas variables que nos resulten familiares a todos y con las que estemos de acuerdo.
¿Os va bien hablar de gasto? –fatídica palabra en los tiempos que corren-, ¿y de inversión? –ésta más que fatídica es terrorífica-. No obstante, creo que podríamos convenir que ambas pueden sernos útiles.
Por otra parte, deberíamos elegir otras variables en las que podamos ver reflejados los efectos de las anteriores. ¿Puede servirnos la variable adaptación del empleado al puesto de trabajo?, ¿y la variable desarrollo de nuevas competencias profesionales para asumir nuevas funciones y retos? Convendréis conmigo que con este vocabulario mínimo bien podemos entendernos con nuestros colegas de la organización.
Ya tenemos las variables, ahora nos toca establecer relaciones entre ellas. Veamos:
Tenemos la opción de invertir recursos en el desarrollo de competencias hasta ahora inexistentes en la organización, probablemente porque hasta ahora no las necesitábamos; pero que en el presente y en un futuro próximo las necesitaremos. Caso típico son aquellas competencias necesarias para provocar un cambio, adaptarse a él, prestar nuevos servicios, abrir nuevos negocios y operar en mercados diferentes. Esta formación es una inversión que implica el medio y largo plazo. Es una apuesta de futuro que nos ayudará a salir de la situación actual y a posicionarnos allí a donde necesitamos estar como organización.
También podemos invertir recursos en una formación destinada a perfeccionar las competencias de unos empleados, ya de por sí competentes, con el ánimo de que mejoren el proceso en el que están implicados. Este incremento de la capacidad, puede tener y de hecho tiene, un retorno en resultados de negocio superior a la cantidad invertida para conseguirlos. La inversión para el perfeccionamiento es un buen negoció.
Si nuestra apuesta va en la línea de reciclar a los empleados para que evolucionen con el puesto de trabajo, estamos consumiendo unos recursos en la actualización y desarrollo de competencias necesarias para hacer frente a esa evolución. No hacerlo implicaría pérdidas de eficiencia y, probablemente, contribuiríamos a una desvinculación moral progresiva del empleado con su puesto y, en consecuencia, con la organización. De este modo, utilizando unos pocos recursos, actualizamos y desarrollamos competencias de unos empleados ya veteranos que pueden ser utilizadas para incrementar sus resultados profesionales.
Ya en un ámbito más táctico, podemos emplear recursos en formar a un empleado para que éste se adapte lo antes posible a su puesto de trabajo ¿podemos hablar de que la formación es una inversión? Probablemente esta no sea nuestra mejor línea de defensa. Pero sí que tenemos que argumentar, y además podemos, que estos recursos empleados en formar a ese empleado producen resultados al lograr que el colaborador adquiera una alta cuota de eficiencia en el menor tiempo posible y, además, su integración en la organización se consigue antes y mejor. O sea, hemos realizado un gasto en formación para que la adaptación de un empleado a su puesto genere lo antes posible negocio.
¡Vosotros decidís!
“La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubieran permanecido dormidos” Horacio