Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
“Donde hay una empresa de éxito, alguien tomo alguna vez una decisión valiente”. P. Drucker
– Moe, ¿estás seguro de que a todos tus clientes les gusta como es tu taberna? -pregunta Marge.
– Oh, sí. A todos les gusta la taberna tal como está – afirma Moe – ¿A qué sí chicos? – pregunta dirigiéndose a la clientela habitual.
Al fondo se oye un Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
– Somos muchos los clientes que así lo creemos –refuerza Homer- Aquí estamos todos a gusto.
– Moe, tú como dueño ¿cómo buscas las opiniones que disientan de las vuestras? – replica Marge.
-Cuando las oigo, pido al que la ha dicho que lo argumente ente el resto de los clientes y se ratifique en ello –contesta Moe, y añade-. Pocos se han atrevido a ello, aunque les he dado la oportunidad.
Esta conversación tiene ocasión con motivo de la visita que Marge hace a la taberna de Moe, invitada por Homer, para convencerla del ambiente amigable y positivo que se vive en ella, y por eso pide a Moe que le conteste a aquellas dudas que pueda tener.
Marge detecta con claridad que Moe no tiene una respuesta fundamentada para sus preguntas. De hecho, está convencida de que hace caso omiso de aquellas posibles opiniones que vayan en la línea de cambiar aquel lugar lóbrego más propio de holgazanes y borrachines que de personas voluntariosas y capaces.
– Seguro que puede discrepar todo aquel que lo desee –insiste Marge.
– ¡Y tanto! –responde Moe- Ya lo has oído.
Moe, Homer y el resto de clientes habituales tiene una gran necesidad de congeniar con el dueño-líder de la taberna y estar de acuerdo entre ellos. Buscan la cohesión y huyen de las influencias externas a la vez que procuran estar de acuerdo con las opiniones de su líder tabernero, sobre todo si éste las manifiesta con cierto tono autoritario.
Huyen de la búsqueda y evaluación de propuestas alternativas a la vez que se ven impelidos a censurar las opiniones opuestas y proteger a su líder contra ellas. El resultado, una falsa percepción de total acuerdo entre todos los miembros del grupo.
La toma de decisiones en grupo se mejora fomentando la crítica y el escepticismo respecto a todos los puntos de vista, especialmente los favoritos del líder. Es clave arriesgarse a escuchar un “no” discrepante previo a un “si” final comprometido. La calidad de la decisión depende de si se ha llegado a ella por el efecto del “tonto útil” o es producto de una visión crítica grupal.