Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
Las cosas no tienen sentido en sí mismas. El sentido se lo das tú.
Hoy puede parecer un día cualquiera, un día más dentro de la semana, del mes, del año; un día lleno de personas deambulando atropelladamente dentro de un espacio repleto de rosas y libros. Pero también puede ser ese día en el que regalar una rosa o un libro te premia con una sonrisa. Todo depende de ti.
—¿Qué hace tanta gente en la calle? —me pregunta un foráneo.
—Compran libros y rosas -respondo. No es de aquí y es la primera vez que está en Barcelona en el día de Sant Jordi.
—Ya. Pero ¿no es esto muy comercial? -observa a la vista de tanto mercadillo improvisado.
Iba a contestar que no, que la emoción es lo que cuenta en este día, pero justo en ese momento nos asaltan unos jóvenes ofreciéndonos tres rosas al precio de dos.
—Tal vez haya algún aspecto que te pueda inducir a sacar esa conclusión, pero -prosigo- lo importante de esta fecha no es lo que hacen los que venden rosas para pagarse el viaje de fin de curso o libros para lograr los ingresos del trimestre, sino lo que tú haces.
—¿Lo que yo hago? -me pregunta-. Mira, mira. ¡Si esto parece el zoco de las oportunidades!
—Sí, sí. Lo que tú haces. Las rosas y los libros tienen un precio, rebajado si eres buen regateador, pero el valor se lo das tú.
—¿Ah sí? Ahora resulta que soy yo el que decide el valor del libro o de la rosa.
—No tanto a la cosa en sí misma -respondo-, sino a la relación que tú estableces entre la rosa y la persona a la que se la regalas. Ese pensar en ella, el buscar algo que asocies con ella, el regalársela y, como premio, recibir su sonrisa de agradecimiento.
No parece muy convencido de lo que le digo. Me imagino que no me ayuda el mercantilismo que se desprende de los libros de famosillos mediáticos metidos a escritores circunstanciales.
-Bueno, bueno, si tú lo dices -me responde y, acercándose al stand más próximo, demanda: “Ponme esas tres rosas que tiene ahí al precio de dos y un ejemplar de cada uno los tres libros más vendidos. ¿Me harás un buen descuento, supongo?”
Así, como si el comprar a buen precio y los libros del famoseo sustituyera al vínculo que hemos de crear entre el espacio, las rosas y la emoción de regalársela a una persona.
Me hubiese gustado decirle que a este espacio lleno de cosas eres tú el que le da pleno sentido al asociar la búsqueda de la rosa y el libro con la persona a la que se lo regalarás. Es la interacción que tú estableces la que convierte el tiempo lineal y rutinario en algo bonito y emotivo. Eso es lo que hace a este día especial.
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