Por: Antonio Ruiz – Consultor
La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario. Sun Tzu – (544 a.C)
Qué tiene de especial El Arte de la Guerra de Sun Tsu que le ha hecho perdurar durante tantos años?
Este libro de dos quinientos mil años de antigüedad, es uno de los más importantes textos clásicos chinos. Con sus 60 escasas páginas, es el primer escrito de la historia sobre la administración del ejército y el arte de la guerra. Otro superviviente del pasado, El Príncipe, de Maquiavelo (1469-1527), apenas alcanza los 500 años, un bebé al lado del Arte de la Guerra.
Es difícil precisar cuántas ediciones se han hecho de la obra, o cuántos empresarios y políticos la han leído (y releído) atentamente. Pese al tiempo transcurrido, ninguna de sus máximas ha quedado anticuada. Los consejos de Sun Tzu siguen siendo trasladados al terreno del marketing y de la estrategia para empresas en infinidad de libros. A día de hoy, su lectura y estudio sigue siendo obligatorio en muchas de las mejores escuelas de negocio.
¿Por qué? ¿Qué nos puede enseñar sobre administración un tratado de estrategia militar escrito hace 2.500 años?
Dice la leyenda que el rey Ho-lu, después de conocer El Arte de la Guerra, convocó a Sun Tsu a su reino para que le hiciese una demostración con las mujeres de su corte. Sun Tsu aceptó el reto. Pidió a las mujeres que se dividiesen en dos contingentes y puso al frente de cada uno de ellos a las dos favoritas del rey. Entonces Sun Tsu instruyó al grupo de mujeres en las técnicas de formación.
Finalizada la instrucción, Sun Tsu les preguntó si habían entendido los ejercicios. Todas aseguraron haber entendido. Sin embargo, cuando Sun Tsu ordenó a las mujeres marchar en formación, se echaron a reír. Sun Tsu dijo entonces: “Si las órdenes no están claras y los soldados no están familiarizados con las instrucciones, su incumplimiento es culpa del comandante”.
Volvió a explicar las instrucciones. De nuevo las ordenó marchar en formación y de nuevo las mujeres rompieron a reír. Entonces Sun Tsu dijo: “Cuando las instrucciones se han explicado suficientemente, su incumplimiento es culpa de los oficiales”.
Diciendo esto, ordenó decapitar a las dos favoritas del rey para ejemplo de las demás. Pese a la insistente oposición del soberano se materializó la ejecución. Nombró entonces a otras dos mujeres como oficiales y ordenó una vez más marchar en formación. En esta ocasión todo resultó perfecto y, como era de esperar, nadie rompió a reír. El rey dijo encontrarse muy apenado por la muerte de sus dos favoritas y no tener deseos de continuar con la demostración.
A lo que Sun Tsu respondió: “Al rey le interesan las palabras, pero no tiene agallas para aplicarlas”.
Tremendo. ¿Los problemas organizativos se van a solucionar cortando algunas cabezas? ¿Es eso? Se supone que donde leemos “decapitar”, entendemos “despedir”. Está claro que no podemos leer el tratado en un sentido literal…
Nos encontramos ante un texto escrito en una época muy remota dentro de un contexto militar. Sun Tsu era hijo de un entorno histórico muy diferente del actual. Debemos interpretar y adaptar sus ideas a nuestro momento y en un contexto empresarial.
Así, si sustituimos el vocabulario militar por otro empresarial, pero siempre respetando los conceptos fundamentales del tratado (términos como ejército, comandante, cielo y tierra serían sustituidos por otros como empresa, líder y entorno), sobre la dirección en tiempo de cambios, Sun Tsu postula que el éxito de una organización puede predecirse analizando cuatro factores: unidad de propósito, conocimiento del entorno, liderazgo competente y organización eficaz.
El líder es un elemento clave, debe ser una persona de carácter ejemplar y perfeccionarse mediante el desarrollo de cinco virtudes: integridad, coraje, benevolencia, disciplina y sabiduría, pero, sin los otros factores, especialmente, sin la unidad de propósito, sin el espíritu de grupo, sin Tao, su éxito resultará del todo imposible.
Si desea saber más del mítico tratado le resultará interesante la visita del sitio: www.suchns.com