Por: Alejandro Martin – Socio Director de TDSystem
Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil. Johann Wolfgang Goethe
Son dos personajes que pueden cohabitar bajo el mismo techo de la organización. Ambos son necesarios para el quehacer diario y todos nosotros tenemos un poco del uno y un mucho del otro. Reconocer a estos personajes en los demás no es demasiado difícil si observas cómo y de qué hablan y cómo se mueven por el despacho.
Simplemente tomando un café en la habitual máquina de la oficina podrás reconocerlos. Te propongo un pequeño ejercicio:
Intenta coincidir con tu jefe, también vale para compañeros o clientes que vayas a visitar, tomando el café en la máquina de la oficina, imprescindible de esas que hay que meter monedas. Déjate invitar y observa:
- ¿Va directamente a la máquina y se acerca mucho a ella?
- ¿Mete la mano en su bolsillo y saca todas las monedas que lleva dentro?
- ¿Selecciona la mayor y aparta los céntimos con algún comentario del tipo “estos p….. céntimos sólo sirven para estorbar?
Te pregunta ¿Sólo o cortado?
- ¿Introduce la moneda y antes de que termine de caer ya ha pegado un golpecito como para ayudarla a caer?
- ¿Se agacha seguidamente para ver si el vaso ya está lleno y poder retirarlo?
- ¿Se muestra impaciente por lo que tarda en aparecer en el visor de la máquina del café “servicio completado”?
Mientras esto sucede, ¿su conversación va por derroteros tales como: Este mes hemos de hacer…., hemos de proponernos…., tenemos que logar?
Fíjate si también tiene expresiones tales como “al mal tiempo buena cara”, “el mundo es de los valientes”. Si el tono es de confianza y coloquial ¿aparecen expresiones del tipo “con un par de razones”, “no sé qué… las justas”,..?
¿Actúa así tu jefe, compañero o cliente?. O ¿actúa de la siguiente manera?
- ¿Va directamente a la máquina y se mantiene a cierta distancia de ella?
- Te pregunta ¿Sólo, cortado, capuchino, chocolate, té, etc.? para añadir señalando al indicador del azúcar ¿con poco o mucho azúcar?
- ¿Mete la mano en su bolsillo, saca todas las monedas y las organiza por tamaños o valor en la palma de su mano?. Los más esmerados hacen pequeñas torres de monedas en su mano.
- ¿Selecciona la cantidad exacta aprovechando la ocasión para quitarse los céntimos de encima?
- ¿Introduce poco a poco en la máquina las diferentes monedas y se aparta de la máquina? ¿Observa tranquilamente como cae el café en el vaso?
- ¿Retira el café sólo cuándo aparece en el visor que puede retirarlo?
Durante toda esta actuación pausada ¿su discurso se ve aderezando con frases tales como: Necesitamos más información para decidirnos a…., hemos de analizar toda la información que tenemos antes de…., necesitamos más tiempo para valorar lo que…?
Fíjate también si sus inicios de frase son del estilo de: “Bueno, eso depende”, “Va a depender de….”, “Probablemente, pero….”, “Tal vez, no obstante….”. ¿Remata con aquello de «la cosa es complicada» o «no es tan sencilla la respuesta»?.
O sea, el eterno depende.
Si dudas entre hacer o no hacer algo, hazlo SIEMPRE. Escritor y director de cine chileno Alejandro Jodorowski.