Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
La felicidad se parece bastante a hacer lo que se desea y desear lo que se hace.
Lo del año nuevo tiene un poco de trampa. Si te fijas, ya viene “marcado” con sus fiestas nacionales, autonómicas y locales, además de sábados y domingos. Como ves, todo un empeño en condicionarnos laboral, ideológica y religiosamente.
Lo agradable que sería partir de un calendario en blanco. Es decir, poder macar nuestras vacaciones, fiestas y descansos semanales a nuestro antojo y necesidad. Te imaginas que pudiéramos evitar las colas de salida del fin de semana, las peleas con el resto de compañeros para hacer las vacaciones en el mes preferido y, como colofón, distribuirte las fiestas a tu antojo a lo largo del año.
Si tus gustos son parcos y utilitaristas sospecho que elegirás las vacaciones en temporada de bajo barullo y coste, además de colocar las fiestas en viernes o en lunes. En cambio, si tienes apego por la tradición, probablemente dejarás que ésta te marque tu calendario.
Como no sé cuales son tus preferencias, ahí te dejo un calendario sin marcar para que proyectes en él tu sueño de un año nuevo. Es cuestión de poner circulitos en torno a las fechas que te agraden. Si lo tuyo es la tradición, la distribución ya te la dan hecha.
Buen año y no sueñes tu vida, vive tus sueños.
Nota: ¡Ah! Eso sí. Ya sabes, veintitrés días laborales de vacaciones, catorce festividades al año y dos días semanales de descanso. Sin pasarse, claro.