Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
«So pretexto de tener un don no quería tomarse el trabajo de pensar». Anónimo
—Apuesto a que te estás preguntando por qué el jefe me eligió a mí. Ten por seguro que tiene sus razones.
Gerundio se venía arriba cuando hacia esta afirmación.
— ¿Seguro? —pregunto—.
—Sí, me han encargado el packaging del nuevo producto y he de hacerle un reporting para que tenga un feed back on time.
Gerundio es una persona educada y posee cierto don para las lenguas. Sus padres, los señores Campazas, se preocuparon muy mucho de llevar al niño a buenos colegios. Tamaño sacrificio tuvo sus efectos. Dito, que así gustaban llamarle sus padres cuando era pequeño, no es que dijera nada importante cuando hablaba, pero todo lo que decía lo hacía engolando un poco su voz a modo de falsete y, sobre todo, buscando el ritmo y la sonoridad de las palabras.
Creo que el pequeño Dito no era igualmente admirado en el colegio como lo era su casa, la crueldad de los niños de su clase hacia que cuando se referían a él, lo hicieran por un alias tampoco agraciado como “el Zotes”. Pero esto no lo tengo claro y tal vez solo sean habladurías provocadas por la envidia de un antiguo compañero de colegio y actualmente de trabajo.
Gerundio ahora ya es todo un hombre, ha crecido –aunque algunos dudan de si se ha hecho mayor- y le gusta que le llamen Gerun. A pesar de tanto cambio, no ha perdido sus facultades. De hecho, su virtuosismo es tal que es capaz de decir cualquier nimiedad de forma tan grandilocuente que, si bajas la guardia, te apabulla con tamaña virtud. No quiero bajarle de su nube y me atrevo a decir:
—Todo esto que estás diciendo suena bien, pero si no lo consigues ¿qué pasa?
Desde su banalidad me confiesa que la última vez que el jefe le encargó algo se descuidó de realizar el oportuno benchmarking y perdió mucho tiempo.
—Bueno –añade-. Sé que la última vez rocé la posibilidad de que mi jefe me incluyese el follw-up del merging projet, para lo cual había contratado a un coach con el ánimo de comprobar el downsizing en el departamento.
No sé si Gerun es consciente del significado de lo que dice. Tal vez su habilidad se agote en la forma de decir las cosas y le quede poco para el contenido.
— ¿Eso podía haber sido grave? –añado.
—Podría, pero pude superarlo mostrando a mi jefe un total engagement con el proyecto
Escucharle, resulta encantador pero decepcionante si esperas que algo tenga profundidad. Contradecirle, no tendría sentido y tratar de sacarle de su banalidad,sería poco productivo.
Pero ¿Qué hacer con él si te acompaña ocho horas al día y cinco días a la semana? Tal vez solo me quede responderle con el tan socorrido “Si, pero……..”. Probablemente el “Si” le satisfaga el ego y el “pero” me permita mostrarle mi contrariedad.
No lo sé, es que su spanglish gongorino me deja atónito y sin recursos.