Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
Nuestra altura no se mide en los momentos de confort, sino en los de cambio y controversia. Martin Luther King
Hacía tiempo que no coincidía con ella tomando café. Siempre fue muy comedida en estos relajos cotidianos. Me extrañó y por eso le dije a modo de saludo:
-¿Qué tal? ¡Cuánto tiempo sin verte!
-Sí. He pensado que me vendría bien un café antes de empezar la jornada.
Hoy tenía esa cara de aburrimiento propia de los resignados. De suyo, era enérgica y disciplinada; además de discreta. Por eso me extrañó cuando me preguntó:
-Tú ¿qué opinas de mi jefe?
Me dejó un poco descolocado. Quería responder, pero sabía que no era persona que se prestara al rumor, al chascarrillo y a la maledicencia. Por ello, comedidamente respondí:
-Parece buena persona.
-Ya, ya. Pero te he preguntado qué opinas de él como jefe.
Si he de decir la verdad, siempre me pareció una persona tibia. Si, de esas que “no se mojan” en los temas clave y les gusta quedar bien con todo el mundo. Pero claro, eso no se lo iba a decir a la primera. Para salir del paso, le respondo:
-A mí me parece una persona bastante comedida.
– ¿Comedida? No lo había visto yo así.
Vista su cara de contrariedad con mi respuesta me ha hecho suponer que ella, a la falta de posicionamiento de su jefe no lo llamaría comedimiento. Sospecho, pero es solo eso, una sospecha, que pensará que lo suyo es eludir tomar decisiones comprometidas y no asumir las consecuencias que provoca su falta de determinación. Por ello, añado:
-Aunque creo que un poquito más de temperamento le vendría muy bien.
-Y tanto: un poco más de temperamento, otro tanto de compromiso; y, puestos a pedir, más responsabilidad y menos escurrir el bulto ante los problemas.
Yo, no es que sea muy dado a eso de hacer “picadillo del ausente”, pero, por no desaprovechar la oportunidad de bajar a la arena del cuchicheo, le pregunté:
– ¿Quieres decir que es blandito, pero ágil escabullendo el bulto y arrimándose al sol que más calienta cuando procede?
Ahora la sorprendida es ella. No se lo esperaba tan directo y vulgarizado.
-Tal vez no sea tanto -se disculpa-, aunque sí que creo que lo que él llama templanza a mi me parece tibieza; donde su moderación se parece más a un navegar entre dos aguas que a defender su posición con buenas artes y mejores modos.
-Pero, -animo a seguir hablando-, es sobrio y contenido en sus expresiones.
-No, no. Donde tu ves sobriedad, solo hay cobardía oportunista y donde aprecias comedimiento solo es falta de compromiso.
Estoy por confirmarle que su jefe es más un posmoderno medroso que ejerce de funambulista de circunstancias que un genio aprovechador de oportunidades. Pero evito este acto de sinceridad cruel y prefiero que disfrute de su café. ¿He hecho bien? Tú, ¿qué habrías hecho?