Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto – Henry Ford
Andaba Moe afanado en colgar en la taberna su diploma de The University of Barman cuando cayó en la cuenta de que le faltaba el martillo para clavarlo. Se atribuló.
Dispuesto a que su diploma señoreara en la pared, decidió pedirle prestado un martillo a Flanders. Sabe que es cuidadoso y precavido. ¡Seguro que dispone de uno para prestárselo!.
Así pues, Moe se encamina hacia la casa de Flanders cuando le asalta una duda:
— ¡Eh! ¿Y si no quiere prestármelo?
Va pensando que éste no es de los que va a su bar a consumir. Cree que probablemente tampoco aprobará el consumo de alcohol. Caminando murmura:
—¡Va!. Quizás, sólo sean conjeturas mías. Parece una persona bondadosa.
Le asaltan las dudas sobre si esa aparente bondad no es más que una máscara y tiene realmente algo contra él por ser el regente y propietario de una taberna que despacha alcohol y acoge a vagos y borrachos. Ya acercándose se pregunta:
— ¿Pero, qué puede ser? Yo no le he hecho nada. No obstante, creo que tiene algo contra mí.
Ya junto a puerta de la casa Moe piensa que si alguien le pidiese prestada alguna herramienta, él se la dejaría gustosamente. Así las cosas, reflexiona:
— ¿No somos vecinos?. ¿Por qué no habría de hacerlo él también?
— ¿Cómo alguien tan piadoso puede negarse a hacer un favor tan sencillo?.
A Moe no le agrada la situación, siente que posturas tan insolidarias como la de Flanders le amargan a uno la vida. Exclama antes de llamar:
— ¡Además! Seguro que cree que me salva la vida, que dependo de él para colgar mi diploma. Sólo porque dispone de un puñetero martillo. ¡Esto ya es el colmo!.. ¡Será cretino este santurrón de poca monta!
Inmerso en estas diatribas Moe toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que Flanders tenga tiempo de decir «hola, vecinito, buenos días», Moe entre arisco y furioso le grita:
— «¡Quédate con tu con maldito tu martillo¡ Meapilas del carajo»
Las cosas tienen su complejidad, pero hay veces que ante situaciones fáciles nos empeñamos en añadir complicaciones que ni la propia situación contempla.
¿Has vivido alguna situación similar? ¿Te ha tocado el papel de Moe o el de Flanders?.
Si desempeñaste el papel de Moe seguro que estás convencido de que tu respuesta fue la correcta. ¡Faltaría!. Este mundo está lleno de Flanders insolidarios.
Si te tocó ser Flanders, probablemente todavía no te has recuperado de la sorpresa.
Autosugestionarse y convencerse de que los demás nos tienen manía nos da fuerzas para que cuando nos encontremos frente a ellos les digamos “lo que les tenemos que decir”. ¡Vamos!. Faltaría. Pero ¿es así la situación o la hemos creado nosotros?
Hola Alejandro. Ya hace años que cuando doy la formación a los asesores intento hacerles entender que los mayores enemigos que tenemos en nuestra profesión no radican en la competencia ni en lo caro que puedan ser nuestros cursos sino en nosotros mismos.
El principal enemigo para mi es nuestra propia mente y en segundo lugar el prejuzgar. A ello le sumas las horas que pasamos solos los comerciales hace que todo ello cree las condiciónes ideales para ser un perfecto Moe.
Un saludo
Miguel.
Gracias por tu comentario Miguel y como bien apuntas, los «enemigos» acostumbran a habitar dentro de nosotros.