Por: Dra. Mercè Roura Olivan – Directora Unitat d´Avaluació, Sistemes d´Informació i Qualitat – Institut Català de la Salut
Mientras las cosas son realmente esperanzadoras, la esperanza es un nuevo halago vulgar: sólo cuando todo es desesperado la esperanza empieza a ser completamente una fuerza –Gilbert Keith Chesterton-1874/1936. Escritor británico.
Es difícil y complejo hablar sobre este tema en término real y fácil teorizar cuando el entorno es el que tenemos actualmente, pero hemos de pensar en positivo y no caer en el desánimo ya que sólo nosotros (los ciudadanos) seremos los que ayudaremos a salir de la crisis.
Según Enrique Sueiro (profesor asociado de la Universidad de Navarra) podemos hablar de 11 estímulos posibles para el trabajo.
Entre los que cita, el dinero y la seguridad, no serían precisamente dos buenos estímulos en tiempo de crisis.
Sin embargo, es justamente ahora cuando debemos echar mano de alternativas que pueden servir para que los profesionales que trabajan en un equipo, empresa o asociación no vivan de un modo tan dramático una situación crítica como la que se da en nuestros días.
Evidentemente, cabe señalar que los directivos no sólo debemos motivar sino que hemos de evitar a toda costa desmotivar (que siempre es más fácil y rápido que lo primero).
Una buena estrategia puede ser la de tener un objetivo común que dé una perspectiva de futuro positiva para todos los integrantes del equipo y que esté alineada a la vez con la empresa y con los propios profesionales. Pero también es importante cómo llegamos a ese objetivo, y la forma de hacerlo puede ser gratificante y a la vez estimulante si somos capaces de valorar y celebrar los pequeños logros que se alcanzan en las distintas etapas del proceso, para que sea tan importante lo que hacemos y para qué lo hacemos como de qué manera lo hacemos ( y ahí es donde debemos ponerle imaginación en muchos casos!)
Hay que pensar en nuevas formas de estimular y de incentivar más allá de las económicas y ante este reto, las posibilidades pueden ser mayores de lo que creemos. Además, nos puede llegar a sorprender la respuesta de la mayor parte de los profesionales, que valoran más positivamente de lo que pensamos otras formas de estímulo y reconocimiento que las únicamente económicas.
Hacer partícipe a los miembros del equipo en el momento de decidir y organizar el trabajo, recoger e implementar no sólo nuestras ideas, facilitar i favorecer la formación interna aunque suponga un esfuerzo organizativo del equipo ,flexibilizar el horario con la garantía que el trabajo se realiza de modo adecuado y en definitiva, potenciar el sentido de pertenencia de los profesionales de modo que, en una situación compleja como la actual, trabajar no sea un castigo sino un incentivo en sí mismo.
Muy importante por parte de los directivos es “estar a la altura”, es decir, compartir realmente y ajustarse del mismo modo que lo hacen los miembros de nuestro equipo ya que la crisis es PARA TODOS.