¿Padece tu empresa el síndrome Merkozy?

Por: Alejandro Martin – Socio Director de TDSystem

“El que no come no engorda” y para no engordar no hay mejor cosa que “cortar por lo sano”. Son dos de los principios, tan sencillos, en los que se basa el “síndrome Merkozy”. El comité de sabios que les asesora

Aunque parezca que hay detrás de ellos un trabajo arduo y duro de muchos “consejos de sabios de la economía”, que no dudo que lo haya, son viejos conocidos de todos y que, siendo válidos para algunas cosas, no es la solución para todo y menos si se aplican sin criterio y de manera generalizada.¿Por qué ahora se ha expandido tanto este síndrome?
Tal vez la causa la encontremos analizando lo que sucedió hace unos años, en los que los procesos de crecimiento en algunas organizaciones se hicieron con más alegría que objetividad. La clave, pensaban sus directivos, estaba en crecer y hacer visible ese crecimiento. Había situaciones en las cuales esto parecía un competición de “a ver quién es …”. La eficiencia no era una de las prioridades, de ahí su sobredimensionamiento, su consumo excesivo de recursos y sus plantillas de colaboradores inadecuadas. La rentabilidad, siendo importante, no era una prioridad. Pensaban que el ritmo endiablado al que iba la economía conseguiría por si misma que todo fuera rentable.

El mercado absorbía casi todos los productos. La clave estaba en “experimentar” el hecho de la compra, en poseer y no tanto en usar. Por otro lado, los recursos financieros llegaban de manera fácil vía préstamos.
¿Lo padecen sólo políticos o también participan de él los directivos?
Es fácil observar que muchos directivos también participan del citado síndrome, cuyo primer síntoma es que sienten que su organización ha crecido de forma poco objetiva (“exceso de grasa”) y de manera menos eficiente (falta flexibilidad). Creen que ahora toca recortar: “hay que adelgazar” dicen algunos. Hasta ahí podríamos estar de acuerdo, pero si al primer síntoma le añadimos otro que afecta a su visión de la situación (“the party is over”) y a su solución (“se corta por lo sano”) nos encontramos con un cuadro sintomático propio del síndrome Merkozy.
Pero el síndrome se agrava en aquellos directivos que, dispuestos a “adelgazar”, no distinguen bien entre lo que es clave y lo que es secundario, entre lo necesario y lo superfluo, entre lo que añade valor y lo que lo que es pura fantasía.
Este síndrome lleva al que lo padece a provocar paradojas tan llamativas como las que, por una parte exige vender más, pero prescindiendo de la fuerza de ventas, desear innovar, pero prescindiendo del I+D en su organización, querer mejorar la calidad en la prestación del servicio, pero reduciendo el número de las personas que lo están prestando, querer empleados más competentes, pero eliminando todo proceso de capacitación y formación.
Es decir, gastara menos, seguro, pero ¿ese es el objetivo de su organización? ¿o lo es ser rentables con un consumo más eficiente de los recursos utilizados para ello?. Creo, que “cortar por lo sano”, además de no ser el medio idóneo para “adelgazar”, no debería ser el objetivo de una organización.

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