Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
Se vive la provisionalidad sin sentido de culpabilidad. Bauman, Z.
Eran las ocho la mañana cuando el jefe llega y se acerca a nosotros: “Lo siento chicos, hoy es mi último día aquí. He pedido el traslado y me lo han concedido” -dice. “Te echaremos de menos”, algunas palmaditas en la espalda y poquito más. No era mal tío.
-Otro que se nos va – se oye por allí cuando el todavía jefe se aleja.
Recuerdo cuando vino al departamento. No sé cómo fue, pero al poco ya se había ganado el sobrenombre de “el diseñador”. Dicen que por su afán remodelador en función de un plan previo. Su plan, claro.
Inicialmente, su papel no fue fácil, el anterior jefe era más de los de “dejar las cosas como están”. Vamos, un conservacionista consumado. Pensaban que si algo estaba de una determinada manera es porque cumplía con algún orden natural. Lo suyo era preservar lo existente sin cuestionarse mucho su viabilidad. Su frase preferida: “en esta empresa siempre se ha hecho así”. Hasta que un día la Dirección decidió que “que las cosas se harían de diferente manera” y, lógicamente, él no entraba dentro de esa nueva manera.
Ahora se nos va el diseñador. Todo lo imaginaba primero, o lo copiaba de algún otro sitio, y ya lo teníamos metido en reformas. Muy funcionales y eficientes, decía. Todo estaba en su diseño: perfiles de alto potencial, planes de carrera, líderes a la espera de asumir responsabilidades. Incluso aquellos perfiles que habían dejado de ser deseables tenían una salida, digna según él, de la organización.
– ¿Y quién será el nuevo jefe? -alguien pregunta.
Los más informados comentan que la Dirección está buscando al típico jefe “airbnb”.
– ¿Y eso qué es? -preguntó alguno de los presentes.
-Dicen que es un jefe de circunstancias, de aquellos que llegan, ven lo que hay, meten un poco ruido, o mucho, depende, lo disfrutan todo en cuatro días y después se van a otro lugar a hacer lo mismo.
– ¿Y eso en qué afecta?
-Pues no sabría decirte, pero lo que sí que sé es que su nivel de compromiso con el lugar no va más allá de sacar el máximo partido en el menor tiempo posible. El funcionamiento del departamento a largo plazo no es de su incumbencia. Los planes de carrera y demás diseños, como imaginareis, no entran dentro de sus prioridades.
-Tal como lo describes, bien, bien, no pinta.
-Ya, pero dicen que es el “último grito” en jefes.
Estoy hecho un lio: del conservacionista valoraba su continuidad, no tanto su conservadurismo; del diseñador apreciaba sus diseños, aunque discrepaba de su ejecución, pero y del “airbnb”, si no conserva, ni diseña y sólo saca el máximo partido en el menor tiempo ¿qué he de valorar?