Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem
No hay tonto más molesto que el ingenioso. François de La Rochefoucauld
Se aproxima la cena de Navidad. Sí, esa cena en la que vamos a aparentar que todos nos llevamos bien y que nos vamos a extrañar mucho durante un par de semana.
-¡Qué! ¿Sabes que ya estamos preparando la cena de este año? -me dice mi colega y actor de circunstancias.
-Bien sabes tú que no tengo un interés especial en ella, aunque es una gran oportunidad para decir aquello que no nos creemos; pero, indudablemente, queda bien y es lo que hay que hacer.
-Échale un poquito más de alegría. No me seas aguafiestas. Recuerda lo bien que nos lo pasamos el año pasado. Yo nunca había visto al jefe tan próximo contando chistes y haciendo alguna que otra payasada. Realmente estuvo más humano que nunca.
Debo de reconocer que tuvo su gracia. Nunca le había visto hacer tanta tontería junta; aunque he de decir, y esto es una maldad, que no le son ajenas en el día a día. No obstante, le comento:
-Si, realmente fue divertido.
-Y tanto -me responde-. Este año le estoy ayudando a preparar la “performance” de la cena. La vamos a “petar”. Será divertidísima. Incluiremos unas cuantas sorpresas.
Lo que faltaba. Si a la tontería le pones ayuda y, además, ingeniosa, te puedes preparar. No es ninguna novedad, la performance tontil la tienen bien trabajada. Por ello, le digo:
-Vamos, que os vais a encontrar en vuestra “salsa”.
-Si, sí. El jefe es un cachondo de cuidado. Yo, le sigo.
Creo que no ha captado mi sutileza. Aunque no quiero por mis comentarios creas que mi jefe y mi compañero sean tontos, sino que a veces tengo la sensación de que les embarga cierto grado de tonted. Pero no quiero ser cenizo y por ello le pregunto:
-¿Repetiréis el numerito del año pasado?
-No ¡Qué va! Este año le hemos dado al ingenio y estamos en plan creativo.
Es como si la naturaleza se vengara de nosotros poniéndonos dentro de un sketch donde la tontería se sublima provocándonos esa risa bobalicona que cualquiera de los asistentes grabará con su móvil e inmediatamente subirá a Instagram para escarnio en la posteridad.
-Vale, vale. Seguro que lo pasaremos bien.
-Eso está asegurado.
Lo más probable es que me divierta en la cena. La tontería es lo que tiene: acecha por todas partes, te impregna y acabas formando parte de ella. No obstante, me pregunto: ¿por qué no hacer alguna tontería y disfrutar de ese aroma salvífico y adormecedor que tiene? ¿Por qué nos empeñamos en no ser un poco tontos si éstos viven sin preocupaciones ni ansiedades y duermen toda la noche sin sobresaltos?
Tal vez ya sea tonto hacerse estas preguntas. Pero, ahí quedan para ver si tú las respondes.