Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
Vayas donde vayas, allí te encontrarás cuando llegues. Proverbio
Lo confieso. Le tengo un poquito de manía. ¿Razones? Todas y ninguna, pero que te venga de buena mañana con aquello de “para ser tú mismo te has de reinventar en cada momento”, me toca la fibra y algo más que no es prudente explicitar aquí.
– ¡Qué tal majete! ¿A veranear en el mismo lugar de siempre?
Le habría soltado una fresca, pero nobleza obliga, es el jefe. Cada verano viene con lo de “reinventarse o morir”. Yo es que, en estas fechas prevacacionales, solo estoy para buscar en el armario el bañador y los gayumbos del año pasado, más unas chanclas y listo para haraganear todo el mes de agosto.
– ¡Qué! ¿A Matas Viejas de Abajo otra vez?
– Sí. Es un sitio tranquilo y nos conocemos todos.
– Pero ¿no crees que es un poco démodé ir siempre al mismo sitio?
– Yo paso bastante de eso.
– Me lo imaginaba. Pero, ya sabes, te ayudaría mucho un poquito de dieta para no marcar barriguita, unas gafas más divertidas y no subirte el bañador por encima del ombligo.
– ¿Así de sencillo? ¿Es suficiente con eso?
– Digamos que, en cuanto a indumentaria, si. Pero has de retocar un poquito tu personalidad. Lo de la “cervecita diaria ataviado con los gayumbos habituales” queda un poco “casposete”.
Me gustaría decirle que a mi personalidad que no me la toquen. ¡Qué manía con cambiar!
– Y bien, según tú ¿qué he de hacer?
– Sencillo -me dice-. Descarta ir al mismo sitio y olvídate de los amigotes del chiringuito.
– Es que los conozco desde siempre -me justifico.
– Sí, si, lo comprendo. Pero es que, ni ellos son vistosos ni el lugar tiene esa pátina vintage que tanto se lleva ahora. Todo demasiado chancletero.
Por lo que veo, la clave está en cambiar el lugar, los amigos, la vestimenta y “hacer alguna pequeña locura” para seguir estando en la onda.
– Pues sí que está complicado el tema.
– Nada, chavalote. ¡Cambia, cambia! Para ser tú mismo has de olvidarte de todo lo tradicional, de lo rancio. Vamos, “soltarse la melena”.
Cambiar de sitio, puedo; de vestimenta, también; de amigos, un poco más difícil. Pero ¿me está proponiendo que sea yo mismo o que me convierta en otro más vistoso?
– Y ¿ya está? -me atrevo a preguntar.
– Mírame a mí -responde haciendo referencia a su nueva figura estival.
Le miro embutido en su imagen veraniega. Más delgadito y premoreno, si; nuevas gafas y vestimenta, también. Pero, que me perdone, este cambio no le arregla su ego desmedido y tampoco le ayudará a escapar de esas copias estereotipadas y estacionales que hace de si mismo.
Ahora en serio, “sé tú mismo” y disfruta de tus vacaciones. Si vuelves con un par de kilitos más, al menos que sea por habértelo pasado bien.